HISTORIA

 

En un documento del año 1088, que se encuentra en el archivo de la catedral de El Burgo de Osma, aparece citado cuando se establecen los límites de la diócesis de Osma, que se instaura después de haber recuperado los cristianos a los árabes la zona del Duero y debe tratarse de Muriel Viejo, que sin duda se creó antes que Muriel de la Fuente y por eso es Viejo. En otros escritos se nombran a los dos Murieles juntos y en el año 1016 se dice que, desde Calatañazor y los Murieles avanzan los castellanos hacía el norte de la provincia.

 

En la ciudad de Soria hubo una iglesia románica que se llamaba San Juan de Muriel situada en un barrio que posiblemente se formó con gentes venidas de los Murieles en los años de la repoblación cristiana, allá por el siglo XI y comienzos del siglo XII y en el Fuero de Soria se dispone que los vendimiadores deben dejar su trabajo cuando se oiga el tañido de la campana de San Juan de Muriel.

 

No quedan muchas noticias del pueblo de aquella época remota. Algunos historiadores cuentan que Almanzor pasó herido por Muriel Viejo camino de Calatañazor para encontrarse con su derrota definitiva.

 

A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio ubicado en la región de Castilla la Vieja, partido de El Burgo de Osma. En el censo de 1842 contaba con 28 hogares y 110 vecinos.

 

LEYENDA

 

Cómo tantos lugares Muriel Viejo tiene un sitio mítico y mágico que es el pico de San Vicente. El sol aparece cada mañana coronando la cima y la luna llena y las estrellas lo utilizan de balcón en las noches claras. Su silueta es el faro que señala el camino para volver al pueblo desde el oscuro laberinto de los pinares. Los últimos rayos del poniente iluminan las laderas para anunciar que otro día se termina. Arriba, en la planicie los moros dejaron escondido un becerro de oro que durante siglos nadie encontró porque sólo había que saber que estaba en aquel hoyo lleno de piedras, que eran las ruinas de una torre vigía y que, en la imaginación popular, llegó a ser una gran fortificación de la época musulmana.

 

En este pico se colocó un poste repetidor para la televisión y después otro para la telefonía móvil. En los trabajos de ubicación de dichos postes, se puso de manifiesto que la leyenda era verdadera. San Vicente guardaba el tesoro de la historia del pueblo entre las piedras amontonadas que ocultaban una necrópolis, se recogió una magnífica estela funeraria que se ha depositado en la iglesia y que demuestra la importancia de los enterramientos.


Comparte esta Página